Narcisismo y dependencia emocional, el vínculo que duele
- Margarita Fernández
- 12 jul
- 4 Min. de lectura
¿No os ha pasado que habéis visto alguna vez una pareja y piensas , que hacen juntos, porqué no lo dejan?. El momento en que dos personas inician una relación de pareja, es muy importante, para entender qué han visto la una en la otra y porqué se sostiene la relación. No es lo mismo comenzar una relación de pareja, cuando ambos están en un momento de la vida en que se sienten bien pero quieren un compañero/a con quien compartir camino, que comenzar una relación de pareja desde las carencias afectivas y las necesidades.
Uno de estos tipos de relación, es la que se da entre una persona narcisista y una persona dependiente emocional.

¿Cuáles son los rasgos de personalidad de cada uno de ellos?
El perfil narcisista suele caracterizarse por una personalidad carismática, seductora y segura de sí misma en apariencia. Tiene gran habilidad para atraer, manipular y colocarse en un lugar de poder emocional. Puede mostrarse encantador en público, pero en la intimidad tiende al control, culpabilizar al otro, la desvalorización y la falta de empatía. Necesita sentirse superior y evitar cualquier forma de vulnerabilidad.
La persona con dependencia emocional, en cambio, suele tener baja autoestima, gran necesidad de aprobación y miedo intenso a estar sola, al rechazo o al abandono. Por eso, se vuelven expertos en detectar el estado emocional del otro, adaptándose hasta desaparecer. Es un perfil complaciente, sobreadaptativo y dispuesto a sacrificarse para sostener el vínculo, incluso cuando este se vuelve destructivo. Su identidad se diluye en función de la relación, y muchas veces confunde amor con necesidad.
La dinámica de estas parejas es profundamente desigual, marcada por el desequilibrio entre control y sumisión. Este tipo de dinámica puede pasar desapercibido delante de otras personas, lo que suele llevar a la persona dependiente a pensar que sus sensaciones son érroneas y que todo es culpa suya.
Este tipo de relación tóxica de pareja suele estar sostenida por heridas emocionales no resueltas de ambas partes, lo que la convierte en una relación altamente dolorosa, pero difícil de soltar.
Patrones disfuncionales más comunes:
En estas relaciones, se observan con frecuencia:
-Idealización inicial seguida de devaluación emocional.
-Juego de poder y sometimiento emocional.
-Control, celos, manipulación o gaslighting por parte del perfil narcisista.
-Sobreadaptación, ansiedad por el rechazo y culpabilidad en el dependiente emocional.
-Rupturas cíclicas y reconciliaciones cargadas de promesas vacías.
A menudo, el narcisista se muestra encantador al inicio, mientras el dependiente cree haber encontrado por fin a alguien que lo “elige”. Con el tiempo, la dinámica se transforma en una trampa afectiva.
¿Por qué estos perfiles se eligen?
El narcisista busca una pareja que lo admire, lo coloque en el centro de su vida y no cuestione su comportamiento. El dependiente emocional, por su parte, busca alguien que le haga sentir valiosa/o, aunque sea a costa de sí mismo/a.
Desde el punto de vista clínico, esta unión responde a una complementariedad disfuncional: uno necesita dominar para sentirse seguro; el otro necesita no sentirse solo/a. Ambos sostienen la relación por carencias profundas, no por amor sano.
¿Quién suele ir a terapia en una relación tóxica?
En consulta es habitual que sea la persona dependiente emocional quien busca ayuda. Suele llegar exhausta, confundida, con sensación de no reconocerse. Pregunta si está exagerando, si es demasiado sensible, si el problema o la culpa es suya.
El perfil narcisista, por el contrario, rara vez acude a terapia por voluntad propia, salvo que haya una crisis importante (una ruptura, una amenaza legal o sienta que puede perder algo). En general, se resiste al cambio, no acepta responsabilidad y suele proyectar la culpa en el otro.
¿Por qué el narcisista se resiste al cambio?
Las personas con rasgos narcisistas han construido un “falso yo” que necesita sentirse superior para proteger una herida interna de desvalorización. Reconocer que hay algo que sanar implicaría admitir vulnerabilidad, y eso suele ser intolerable para este tipo de personalidad.
Además, el narcisista no percibe la relación como un problema. Cree que todo estaría bien si el otro cambiara. Por eso, incluso en terapia, suele intentar seducir al terapeuta o desacreditar al otro miembro de la pareja.
Cambiar implicaría renunciar a mecanismos de poder, seducción o control que le han funcionado desde la infancia.
¿Se puede sanar una relación con un narcisista?
No siempre. Depende del nivel de conciencia y del grado de narcisismo presente. Cuando el narcisismo es muy estructural (como en un trastorno narcisista de la personalidad), es poco probable que haya un cambio profundo y sostenido.
Sin embargo, cuando los rasgos son más leves o reactivos, y ambas personas están dispuestas a hacer un trabajo terapéutico, es posible redirigir la relación hacia un vínculo más equilibrado.
Claves terapéuticas para romper patrones disfuncionales
Para quienes se identifican con la dependencia emocional en la pareja, estos pasos son clave:
1. Reconectar con la autoestima, dejar de buscar validación externa y recuperar el valor interno. Es necesaria atención psicoterapéutica para no repetir el patrón en el futuro.
2. Aprendizaje de límites que les permitan protegerse y cuidar de sí mismos/as y autorregulación emocional.
3. Distinguir amor de necesidad, entender que amar no es fundirse, ni aguantar.
4. Procesar el miedo a la soledad, solo enfrentándolo se puede dejar de actuar desde él.
5.Crear una red de apoyo real, amistades, terapia, espacios seguros donde no se necesite fingir.
6.Detectar la propia trampa “todo puede mejorar si hago algo más, si aguanto”. Esperar solo prolonga el daño.
Conclusión: reconstruirse tras una relación desequilibrada
Una relación narcisista y dependiente emocional no es solo una historia de amor que salió mal. Es una herida que pide ser mirada, entendida y transformada. La verdadera sanación no ocurre cuando el otro cambia, sino cuando una parte interna,
que antes toleraba el dolor, ya no está dispuesta a abandonarse más a sí misma.
Si te sientes reflejado/a en esta dinámica y quieres recuperar tu centro, la terapia puede ser el primer paso hacia una relación más sana… contigo y con los demás.












Comentarios